Por Cristina Sastre. Coordinadora de Programas Educativos. Junior Achievement España
Después de 5 años trabajando en una fundación educativa que promueve el espíritu emprendedor en jóvenes de 7 a 25 años, me sigue llamando profundamente la atención la interpretación -un tanto limitada- que suele hacerse del término “emprendedor”.
Según la RAE, ser emprendedor designa al “que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas”.
La ley educativa vigente (Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación) recoge las 8 “competencias básicas” que la Unión Europea establece como “claves” para un aprendizaje a lo largo de la vida. Entre ellas, el “espíritu emprendedor”.
Como psicóloga y pedagoga, me satisface profundamente ser partícipe de la implementación de programas educativos que dan un giro diametral al proceso de enseñanza-aprendizaje tradicional: permitiendo que el alumno sea el protagonista y el profesor/voluntario un recurso más del grupo-clase, donde los objetivos de aprendizaje se negocian y establecen en función del entorno envolvente, donde la metodología “aprender haciendo” dejará atrás los planteamientos memorísticos tradicionales y donde el castigo del error se sustituye por aprendizaje del error.
Efectivamente en nuestro sistema educativo y sociedad en general, el emprendeurismo no es un valor asentado ni entendido. Rechazo la visión extendida y parcial de los emprendedores exclusivamente desde el punto de vista empresarial.
La visión integral del “espíritu emprendedor” nos permitirá abarcar todas las áreas que conforman la unidad holística y a la vez idiosincrática que representa cada uno de los alumnos a los que nos dirigimos:
A nivel personal, nuestros programas se proponen lograr la introspección y análisis de sus habilidades e intereses, la toma de conciencia como individuos válidos y únicos, la tolerancia a la frustración, la motivación…
A nivel académico, pretendemos realzar la primacía del esfuerzo para cualquier meta vital que puedan plantearse, el conocimiento profundo de las alternativas académicas entre las que podrán elegir, la importancia de la formación - los idiomas y los conocimientos socio-económicos, el proceso de toma de decisiones, las TIC…
A nivel social, trabajamos la empatía, el trabajo en equipo, la comunicación...
A nivel profesional, inspiraremos la iniciativa, la flexibilidad, la autonomía e iniciativa, la polivalencia, el conocimiento de las profesiones, de las habilidades requeridas en el mercado laboral actual, el proceso integral de selección y gestión de personal… de la mano de profesionales cualificados y experimentados que dotarán a los alumnos de importantes conocimientos, actitudes y procedimientos del mundo laboral a partir de un exhaustivo diseño pedagógico adaptado a las características psico-evolutivas de cada etapa educativa a la que nos dirigimos, asesoramiento y acompañamiento del personal de JAES, así como el apoyo del personal docente de los centros educativos.
Trabajamos para lograr imprimir en los alumnos, probablemente, una de las habilidades vitales más eficaces y funcionales: la capacidad de buscar por sí mismos las herramientas que les permitan lograr la solución de los problemas de diversa índole que surgirán a lo largo de su trayectoria vital.
O lo que es lo mismo, ser emprendedores.