Habilidades no cognitivas: qué son y por qué debemos trabajarlas

¿Alguna vez te has preguntado por qué te resulta tan difícil ponerte a hacer esa tarea que te lleva persiguiendo durante semanas? Esta pregunta es una de las que más nos repetimos y que la gran mayoría de personas sufren con gran pesar y culpabilidad a lo largo de todo el mundo. Pues bien, en este ejemplo sencillo que todos o casi todos conocemos, se encuentran involucradas una serie de habilidades que cada vez van adquiriendo más importancia y conocimiento desde la comunidad científica: las habilidades no cognitivas. Veamos qué son y por qué son tan importantes.

¿Qué son las habilidades no cognitivas?

Las habilidades no cognitivas, también conocidas como soft skills o las habilidades para 2030 según la OCDE (Skills for 2030) son todas aquellas habilidades no vinculadas a la capacidad intelectual del individuo y directamente relacionadas con las funciones ejecutivas de nuestro cerebro. Son aquellas capacidades sociales y personales implicadas en nuestra toma de decisiones y que se encuentran en la base de la autorregulación de nuestro comportamiento, afectando a todas las áreas de nuestra vida, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

Estas habilidades son las que nos definen y las que nos ayudan en el diseño de objetivos y planes, el seguimiento de sus avances, la motivación y la capacidad de perseverar ante las dificultades que se nos presentan para conseguir dichos objetivos. Por ello, se encuentran de manera transversal en todas las áreas de nuestra vida: educativa, laboral y personal. Cuando tomamos decisiones impulsivas o hacemos algo sin pensar lo suficiente, seguramente estas no hemos puesto en práctica este tipo de habilidades.  

¿Cuáles son las principales habilidades no cognitivas?

Algunos ejemplos de habilidades no cognitivas a destacar podrían ser:

  • La postergación de la recompensa, se trata de una de las habilidades más importantes y, a su vez, una de las menos trabajadas en nuestro día a día. Esta habilidad es la que nos ayuda a controlar nuestros propios impulsos, siendo capaces de retrasar una gratificación momentánea e inmediata, a cambio de poder aplazarla para obtener un mayor beneficio a futuro. Por ejemplo, cuando somos capaces de ponernos a estudiar para un examen (recompensa futura), cuando en realidad nuestro impulso sería salir a la calle o ver una serie (recompensa inmediata).
  • La perseverancia, se trata de la capacidad para ser constantes ante la consecución de cualquier tipo de objetivo o meta.
  • La creatividad, como aquella capacidad para crear nuevas ideas o soluciones a problemas y nuevas asociaciones entre dichas ideas
  • La autonomía, entendida como la habilidad que tenemos para pensar, reflexionar, sentir y tomar decisiones por nosotros mismos de manera crítica.
  • El capital cívico se trata de la capacidad de compromiso social que tenemos para tener en cuenta a los demás y sus necesidades, y que impulsa la confianza de los unos en los otros para una mejor convivencia.

¿Por qué son tan importantes?

La sociedad cambia a una velocidad vertiginosa, y con ella también cambia lo que se les demanda en el mercado laboral a los jóvenes desde la misma, tanto en su contexto personal como profesional. La realidad es que ya no basta con tener un alto conocimiento en un área de especialización, sino que las verdaderas protagonistas que están adquiriendo cada vez más relevancia en el mundo de la educación y en el mercado laboral son, sin duda, las habilidades no cognitivas.

La evidencia científica, tal y como se recoge en la publicación del estudio de impacto de la Fundación Junior Achievement, afirma que las habilidades no cognitivas son aquellas que influyen directamente en el desarrollo cognitivo de niños y jóvenes, influyendo de manera decisiva en aspectos como su rendimiento académico (tal y como Ildefonso Méndez expone en su artículo científico “Habilidades no cognitivas y rendimiento académico”), su posterior rendimiento laboral, y en general, su bienestar personal. Por ello, estas habilidades se tornan imprescindibles, siendo de vital importancia su introducción y trabajo de manera transversal en el ámbito educativo desde edades tempranas.

Pero las habilidades no cognitivas no son únicamente importantes en el área de académica y empleabilidad de los jóvenes, sino que su alcance llega a influir en aspectos tan importantes como nuestras relaciones sociales, nuestra alimentación o nuestro descanso y sueño. En definitiva, se podría decir que las habilidades no cognitivas se encuentran en la base de nuestra vida pasada, presente y futura.

Y entonces, ¿cómo podemos trabajarlas?

Tras, espero, haberte hecho reflexionar sobre la importancia de las habilidades no cognitivas, te estarás preguntando cómo desarrollarlas y trabajarlas, e incluso si llegas a tiempo para ello. Pues bien, una muy buena noticia que os puedo dar es que las habilidades no cognitivas se pueden desarrollar a lo largo de una ventana de tiempo muy amplia, tal y como expone la Universidad de Harvard en este artículo, eso sí, las edades tempranas y, en especial la etapa de la adolescencia y la edad adulta temprana, son el mejor momento para trabajarlas.

Algunas recomendaciones generales para su trabajo podrían ser las siguientes:

  • Debemos trabajarlas en todos los ámbitos de nuestra vida de igual manera, tanto en casa, como en el colegio o el trabajo, ya que uno de los aspectos más importantes a la hora de mejorarlas es que sean aplicadas de manera transversal en diferentes acciones y decisiones que vamos tomando a lo largo del día.
  • Igual de importante es que se trabajen directamente en situaciones reales y diarias, para que puedan tener su aplicación directa en las mismas.
  • Debe ser un trabajo consciente que se centre en la autoreflexión sobre nuestro propio avance, ya que para trabajar estas habilidades se torna imprescindible el partir del autoconcepto y del autoconocimiento.
  • Debe ser un trabajo a largo plazo, con una importante base en la repetición continua y la práctica. El trabajo de estas habilidades debe ser paciente y durante toda la vida.
  • Por último, es necesario propiciar un estado emocional y psicológico adecuado, ya que este tipo de habilidades se ven profundamente afectadas en momentos de tensión o estrés, por ejemplo.

También podéis encontrar otros ejemplos sobre cómo trabajarlas en esta guía totalmente recomendable de la de la Universidad de Harvard denominada Mejora y Práctica de las Habilidades de Función Ejecutiva con Niños desde la Infancia Hasta la Adolescencia

Laura González Marlasca
Directora de Operaciones y Estrategia Educativa

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