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EL MÉTODO JUNIOR FUNCIONA

Tras la presentación oficial en Madrid, la Fundación Junior Achievement presenta en Barcelona los resultados sobre el Estudio de Impacto que evalúa la eficacia de sus programas educativos.

Con los programas de Junior Achievement crece la apreciación y valoración del esfuerzo, la postergación de recompensas, la tolerancia o la honestidad, entre otras “habilidades no cognitivas” (HNC). Éstas son algunas  de las conclusiones extraídas del Estudio de Impacto elaborado por el investigador de la Universidad de Murcia, Ildefonso Méndez, e impulsado por la Fundación Junior Achievement. Un informe cuyo fin es evaluar la eficacia de los programas educativos desarrollados por esta fundación y su impacto en los jóvenes, y que ha sido presentado en Madrid y en Barcelona los pasados 26 de abril y 17 de mayo, respectivamente.

 

La Clínica Barraquer, fue el lugar escogido para celebrar este acto en la Ciudad Condal. Una jornada que comenzó con unas palabras de bienvenida por parte del doctor, Javier Elizalde, que quiso destacar la importancia de los referentes en la formación de los jóvenes, así como la importancia del desarrollo de las competencias personales.

Tras él,  Carlos Esteban, Director de RR.HH y RSC de Zurich Seguros y Patrono de Junior Achievement, habló del compromiso de esta compañía con la organización, de su apoyo a los programas y objetivos de la misma, y de la importancia de involucrar a sus empleados buscando su gratificación emocional.

Por otro lado, Inés Bertrand, Directora Adjunta de JA en Cataluña, destacó la importancia de poder retornar a los donantes su ayuda, gracias al impacto mostrado en este informe, donde se evidencia que sus esfuerzos tienen un resultado tangible y real.

Un estudio, basado en evidencia científica, donde se demuestra que la eficacia de los programas de Junior Achievement es mayor cuanto menor es la edad de los alumnos. Según Ildefonso Méndez, las HNC, “que ahora no se trabajan en el colegio, se pueden y se deberían enseñar desde edades muy tempranas, ya que está demostrado su importante impacto positivo en los cimientos del desarrollo cognitivo, emocional y social de las personas”. “Estas habilidades –explica Méndez-, son moldeables a lo largo de la vida de una persona y además existe un efecto acumulativo demostrado, de manera que los estudiantes que han sido impactados por un programa de estas características, mejoran notablemente su capital cívico y habilidades que, adquiridas de forma temprana y sostenida en el tiempo, perduran un cuarto de siglo después”. Eso supone “cimentar el futuro de personas más cerca del éxito personal y profesional, en definitiva, personas más felices”, afirma el investigador.