Que la mejor manera de aprender es haciendo, es algo que todos hemos experimentado a lo largo de nuestras vidas. Un concepto especialmente relevante cuando lo que decidimos es emprender. Las diferentes situaciones a las que nos enfrentamos a lo largo de ese proceso emprendedor, nos permiten comprender nuestro producto, nuestros objetivos y el entorno al que queremos dirigirnos, afinando y mejoran así nuestro proyecto final.
En el año 2001 se celebró en la Universidad de Stanford (San Francisco) un Bootcamp de una semana de duración para cientos de alumnos de diferentes especialidades. Le pidieron a Tina Seelig, Directora Ejecutiva del Programa Empresas Tecnológicas de la Universidad de Stanford, que preparara una dinámica para enseñar a los estudiantes nociones básicas sobre emprendimiento. Después de reflexionar mucho, se le ocurrió la siguiente idea. Dividió a los estudiantes en grupos de 4 y 5 miembros y les entregó un sobre con una capital semilla para que pusieran en marcha una iniciativa emprendedora. Tendrían cuatro o cinco días para planificar lo que quisieran, pero en cuanto abrieran el sobre tan solo dispondrían de dos horas para ganar el máximo dinero que pudieran. Una vez finalizado el juego deberían exponer ante la clase, en tres minutos, la estrategia que habían seguido.
Aprendizaje 1 - “Los equipos que ganaron más dinero no usaron los 5$. Se dieron cuenta de que los 5$ eran en realidad una limitación. El capital semilla encorsetaba demasiado su capacidad de acción. Tenía mucho más valor centrarse en las habilidades que tenían y las oportunidades que existían a su alrededor”.
Tina Seeling
Uno de los equipos montó un puesto en las calles aledañas a la Universidad que medía la presión de las ruedas de las bicicletas. En el puesto pusieron un cartel que decía: "Medimos la presión de los neumáticos de tu bicicleta de forma gratuita, pero si necesitas aire, te cobraremos 1$”.
La primera reflexión a la que llegaron los estudiantes fue que se estaban aprovechando de sus compañeros, ya que a menos de 300 metros podían hinchar las ruedas de forma gratuita, así que decidieron cambiar su estrategia y en vez de cobrar un dólar, tan sólo aceptarían donaciones. Lo que ocurrió posteriormente fue sorprendente. Los estudiantes pagaban mucho más que un dólar.
Aprendizaje 2 - “Los estudiantes se dieron cuenta de que la iteración a lo largo de la experimentación era increíblemente valiosa. Podrían haber permanecido en su habitación, escribiendo un plan de negocio muy completo y bien documentado, pero nunca habrían aprendido que en realidad las donaciones funcionan mucho mejor que cobrar un dólar. Al lanzar rápidamente un prototipo y experimentar sobre el terreno, aprendieron cómo mejorar su idea de negocio y hacerla mucho más rentable”.
Tina Seelig
Otro equipo desarrolló un servicio de reservas los sábados por la noche en los mejores y más solicitados restaurantes de Palo Alto. Observaron que, según se iba acercando la hora de la cena, vendían su reserva.
Aprendizaje 3 – “Este grupo aprendió que las mujeres vendían muchas más reservas que los hombres, porque inspiraban más confianza en el cliente. Todo lo que tenían que hacer era mirar a su alrededor y ver las oportunidades que había en su entorno.
Tina Seelig
El equipo que más dinero consiguió fue aquel que fue capaz de replantearse las hipótesis de partida. Comprendieron que lo más valioso no eran los 5$ o las dos horas de venta, sino el elevator pitch de 3 minutos que tenían que hacer todos los grupos presentando sus iniciativas delante del resto de estudiantes. Su idea de negocio fue vender a una empresa el poder asistir a las presentaciones de todos los equipos y conocer de primera mano a estudiantes brillantes con grandes ideas a los que poder contratar en un futuro.
Aprendizaje 4 – “A menudo somos excesivamente rígidos a la hora buscar soluciones a los retos planteados. Si somos capaces de pensar fuera de la caja nos damos cuenta de que tenemos recursos que son mucho más grandes y valiosos de lo que imaginamos. También nos daremos cuenta que las habilidades que tenemos, así como las oportunidades que nos rodean, son mucho mayores de lo que pensábamos en un principio.
Tina Seelig
La piedra angular de la Fundación Junior Achievement es lo que los ingleses denominan “Learning by doing”, que significa literalmente “Aprender haciendo” y que implica atreverse, investigar, arriesgar, poner en práctica... Es decir, aunque la teoría es importante, solo podemos aprender con la experiencia.
Si buscamos en Google el concepto plan de empresa, encontraremos 2.900.000.000 entradas. Muy probablemente la mayor parte de estas páginas contengan la información buscada, pero ¿nos enseñarán por ejemplo cómo actuar en el caso de los clientes prefieran hacer cola en el restaurante, en lugar de compran una reserva? La respuesta, tal y como dice Tina Seelig, está en el aprendizaje, en la iteración y en la capacidad de detectar las oportunidades que nos rodean.
Conscientes de las necesidades educativas, como novedad para este curso escolar 2021-2022, Junior Achievement ha lanzado un nuevo programa educativo 10XChallenge, que se centra en el emprendimiento ágil como metodología para ayudar a los estudiantes a desarrollar una mentalidad emprendedora y a prepararse para el mundo laboral.
Los estudiantes reciben un préstamo de 10€ y disponen de cuatro semanas para crear su empresa, ideando y desarrollando un producto o servicio que puedan vender. Durante el reto, se anima a los estudiantes a pensar de forma ética y sostenible y tienen la oportunidad de hacer una contribución positiva a la sociedad.
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